9 de julio de 2017

Al final de la Tarde (María)




Princess Moe


La llamada no había sido la más oportuna, después de todo sabía que en su corazón había vida suficiente para seguirla llenando de amor, se molestó profundamente con su hermana, sentía como un acto de traición el que le hubiese pasado la llamada en vez de negarla, como esperaba que lo hiciera.

Su hermana por supuesto, si bien no estaba de acuerdo de la relación de María Isabel con Mario, era de las que pensaba que las relaciones debían de cerrarse y la mejor manera de hacerlo era hablando, no huyendo. No quiso dar explicación alguna y prefirió hacer silencio a los reclamos que recibía.

María Isabel salió molesta de la casa de su hermana, a una velocidad que le era inmarcesible a la memoria. Pensaba en  las palabras de Mario, pensaba en su relación, como si hubiese sido una especie de Amor Bilingüe o de malabar emocional.

Mientras caminaba recordaba de todo un poco, sentía que la brisa de la tarde que iniciaba era justa para su andar, sentía un poco de pena por la ciudad, quería recorrer las calles dejando que su mente le llevase por la memoria de los besos negados, el recuerdo de aquellos besos en la oscuridad del pasado.

Se le nublaba la vista, le dolía recordar aquellos besos que Mario le brindaba, le dolía pensar en que ese amor que alguna vez fue puro ahora estaba manchado, un amor de besos negados que ahora nunca más regresarían, o por lo menos, eso deseaba en su corazón.

Caminaba pensando en su pasado, en las palabras de Mario y en la cita que tendrían al día siguiente. Algo extraño podría ocurrir, quizás volver a sentir en sus labios el frío de los besos, o sentir quizás los labios de Mario de una manera que sabía, jamás les volvería a sentir.

Caminó toda la tarde, en momentos se sentaba a reflexionar sobre la ciudad, en recordar un poco de su vida en familia o de su infancia inocente, pero siempre terminaba dando vuelta a la memoria y recordaba las palabras de Mario, de lo que se habían dicho telefónicamente y de cómo se llegaba a sentir traicionada por su  hermana.

Eran sus penas las que deambulaban por las calles, bajo un farol comenzó a suspirar en el pasado, como si le robara besos a todo aquel que caminara por su lado, como si le robara vida a cada ser que le acompañase en su andar. 

Mientras yacía en un callejón, reflexionaba, se castigaba, se culpaba, se afligía a mordiscos  del pasado, como si se fuera infiel a sí misma por aceptar la cita con su ex pareja, o su pareja, no sabía ahora distinguir el trato.

María Isabel caminaba, como una mujer bonita sin lienzo, como una flor marchita que solo quiere  reflexionar, como si le perteneciera a la noche que recién comenzaba a susurrar bajo la luna muda.

Como si se tratase de otra María.

***
De la Serie: Canciones de Amor y Otros Demonios.
Adaptación Libre de la obra: María (1992) [Café Tacvba]
Compositor: José Alfredo Rangel Arroyo (Joselo).


AV

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